viernes, 10 de julio de 2009

El cementerio

En esta oportunidad publicamos un cuento sin autor pero no por eso de menos valor que los demás. Narra la historia de un pequeño pueblo con una extraña tradición. Esperamos que les guste.

Un viajero llegó un día a un pueblo y decidió parar a descansar. Buscaba un sitio fresco con pasto para poder hecharse en el suelo. Y caminando llegó a un cementerio. Paseó por él, y cada tumba que veía le horrorizaba más que la anterior. En ellas aparecía el nombre y los años de vida. Y lo terrible en ellas era que todos eran niños...

...cinco, ocho, cuatro, once años. Todas esas tumbas conmocionaron al viajero que se preguntó qué cosa tan horrible ocurriría en ese pueblo. De pronto apareció un anciano que resultaba ser el cuidador del cementerio. Y el viajero se apresuró a preguntarle el secreto de tan horrible destino.

-Por favor, acérquese y explíqueme ,¿qué maldición hay en este lugar? ¿por qué este cementerio de niños? Dígamelo, dígamelo por favor.

El anciano sonrió y le contó...

-En este pueblo tenemos una tradición; y es que cuando un niño cumple quince años, al dar este paso, se le regala una libreta que colgará de su cuello con un cordón y que le acompañará durante toda la vida. En esta libreta apuntará todos aquellos momentos felices y el tiempo que éste duro; días, horas, semanas. meses... el encuentro con un amigo que no ve desde hace tiempo, su primer beso, su primer amor, cuando nacieron sus hijos, los ratos con los seres queridos y otras tantas cosas que le llenó el corazón de plenitud, de emoción. Y cuando les llega la hora de su muerte, se suma todo ese tiempo de felicidad de sus vidas y los escribimos en las tumbas. De esta forma contamos el verdadero tiempo vivido.

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