viernes, 28 de mayo de 2010

Un deseo llamado victoria

Allá van. Con el corazón herido y el alma tocada. Con el orgullo intacto y la frente alta. Mantienen prendida la llama de la ilusión. Con dudas, sí, pero con la esperanza de saber que aún depende de ellos.

La primera división no tuvo el inicio de campeonato soñado por nadie, mucho menos por ellos mismos. Dos victorias en seis partidos no era el ideal. Asi se encuentran, sin haberlo buscado. Un presente errado, un pasado que ya no es y un futuro incierto. Fecha tras fecha luchan contra sus rivales en busca de la gloria, de los tres puntos, de la satisfacción y, por sobre todo, de la alegría y la tranquilidad propia.

Una victoria no sólo suma porotos. También confirma un proyecto, refuerza el auto estima, aumenta las energías, las sonrisas y las alegrías. Refuerza la idea de grupo y, a su vez, levanta el ánimo individual. Infla el pecho, fortalece el corazón y agiganta el espíritu. Invita a pensar en más, en obtener otro triunfo.

Con ese objetivo la máxima categoría espera el partido de mañana contra Hurlingham. Un paso en falso puede ser mortal para sus aspiraciones, mientras que un resultado positivo renueva la esperanza de saber que todo está en sus manos.

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